En la cara de los Alpes que mira a Francia está el Courchevel -el mayor dominio esquiable del mundo- y hasta allí viaja Dior para abrir una tienda efímera que cerrará sus puertas cuando lo haga también la temporada de frío, nieve y esquí.
Estalactitas y bloques de hielo, en contraste con algunos toques florales, componen el espacio que durante los próximos meses dará hogar en los Alpes a las colecciones femeninas de Dior; Wanda ha sido una vez más la responsable del diseño de este escenario que es, en realidad, un jardín de invierno: lo primero porque no hay lugar mejor para lucir las colecciones de primavera, y lo segundo porque esos son los tiempos que corren.
Las coloridas propuestas de Raff Simons junto al brillo de las joyas diseñadas por Victoire de Castellane, resplandecen frente al blanco que predomina en la decoración; y es que la magia del lugar está más en los detalles que en lo evidente: en las sugerentes cascadas florales, en los espejos, incluso en las ventanas o en sutiles juegos de luces y sombras.
Se trata de un espacio tan único y mágico como efímero, un rincón cálido en el corazón del frío en el que acariciar las primeras flores y prendas de primavera... hasta el 10 de abril, día en el que cerrará sus puertas.
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