La escalera. No hay nadie que visite la primera boutique en Londres de Tom Ford y no se fije en ella. De espiral, con un diseño que recuerda al arte contemporáneo más futurista, ha sido descrita como la más impactante de la capital británica. En consonancia, por tanto, con las colecciones que conecta a su alrededor: las de n modisto que ha hecho de la elegancia su santo y seña y cuya estética, como su boutique, está abonada a un color: el negro.
Si resulta complicado, por no decir imposible, encontrar una foto de Ford vestido con prendas que no sean negras, blancas o, como mucho, algún tono de gris anodino; lo mismo ocurre con el espacio que ha creado para su estreno londinense. Estamos ante una gigantesca tienda de 2.500 metros cuadrados en la que llama la atención lo oscuro de su decoración, con elementos cromáticos que reflejan la luz pero siempre bajo un halo de elegante y buscada nocturnidad.
En sus diferentes plantas es posible encontrar todo el universo del diseñador: desde accesorios femeninos a ropa informal para ellos, pasando por sus impecables trajes y chaquetas, su colección de maquillaje y perfumería y todo tipo de zapatos y bolsos para el ejecutivo.
Como 'regalo' de bienvenida a los amantes de la firma, es posible encontrar allí prendas que en el resto del globo estarán disponibles en noviembre; así como la Private Blend London, una nueva fragancia masculina que ha creado Ford exclusivamente para su nueva boutique. Con una mezcla de cítricos, azafrán, cardamomo, geranio y jazmín, el modisto ha sabido condensar en un frasco el cosmopolitismo de la capital británica.
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