Aunque Prada cuenta actualmente con más de 300 boutiques en todo el mundo, ninguna, ni siquiera las icónicas de París o Nueva York, pueden competir con la primigenia: la que Mario Prada abrió en 1913 en uno de los rincones más bonitos de Milán: la Galleria Vittorio Emanuele II, justo al lado de la catedral. Hoy el espacio se prepara para un gran proyecto: convertirse en un macrocomplejo de varias plantas en la que se mezcle arte, moda y negocios y que celebre el centenario de la marca.
El punto de partida ha sido crear una boutique exclusivamente masculina, adyacente a la que ya existía con moda y complementos para ellas. La decoración del espacio está en consonancia con el glamour de la galería, con suelos en damero de ajedrez, grandes lámparas y una distribución espaciosa de la colección. Es decir, un ambiente selecto y elegante en el que hacer compras sea una experiencia para los sentidos.
En las plantas inmediatamente superiores, la Fundación Prada ya prepara diferentes exposiciones y actos que deslumbren y dejen claro el poderío de la marca en el mundo del lujo internacional. Performances y arte se darán la mano con el Duomo como testigo de excepción.