La nueva boutique de Carolina Herrera New York no es una tienda a pie de calle sino que está ubicada en una discreta segunda planta desde la que se disfruta de la sugerente vista del cruce entre Rodeo Drive y Wilshire Boulevard. Este nuevo concepto de boutique nace al calor de dos ideas: la privacidad que es de índole secreto en caso de las novias y la glamourosa esencia de París, ciudad en la que los joyeros más reputados suelen esconderse en espacios en altura que los ocultan del mundanal ruido.
Alrededor de estas ideas Carolina Herrera New York eligió un espacio en una de las zonas comerciales más prestigiosas del mundo y elevó su boutique dos plantas para esconder en ella su colección de novias -se comprende sobradamente el misterio- y también sus deliciosas propuestas ready-to-wear.
Esta nueva boutique, al contrario de lo que la idea de ocultarse pueda transmitir, no es en absoluto una pequeña tienda, se trata de una boutique de 370 metros decorada con el estilo y la elegancia propios de Carolina Herrera; se trata de un espacio abierto y luminoso con estancias privadas para las pruebas y estilismo de las novias.
David Montalba es el responsable de la decoración de todos los espacios de la boutique, en ellos deslumbran los espejos por su utilidad y su belleza y el juego de texturas y color, más vaporosas y tendentes al blanco en la zona de novias y más sólidas y de madera y bronce en la zona ready-to-wear.
Se trata, en definitiva, de una boutique de lujo y secreto -secreto a voces, claro está- y de mucha elegancia, la propia de Carolina Herrera, la de sus novias y también la de las propuestas de fiesta y cocktail de su colección ready-to-wear.