Dicen que siempre hay algo detrás de lo que aparenta, aunque la gente se empeñe en verlo como simples artículos bonitos que colgar del brazo y balancear por las calles de cualquier ciudad. Los escaparates han pasado de ser simples expositores del producto a convertirse en una ‘mercado’ en sí, donde las prendas o los complementos están prohibidos y lo que realmente se compra es historia. Pero no una historia cualquiera…
Louis Vuitton es posiblemente una de las casas más dedicadas al cuidado de su imagen. El lujo le hace vivir por y para ello, basándose en el cuidado más allá de la calidad del producto y transportando sus ideales a cuentos que se recogen en algunos pocos de metros cuadrados que separan la realidad a través de un cristal.
En esta ocasión, una simple visita a Les Jardin des Plantes ha hecho regresar a los dinosaurios de la era Mesozoica a la Maison a través de una fantasía ósea en colores dorados colocados en cabinas, hechas de roble, recubiertas de terciopelo verde oca. Un entorno que interactúa con pleno siglo XXI y mujeres que visten la colección prefall 2013 con algunos de los bolsos icónicos de Vuitton, como son Speedy, Alma o Noé.
Un regreso al pasado que nos presenta a los animales más poderos de la Tierra reinventados a través del estilo cosmopolita y elegante de la firma francesa… Un regreso a la prehistoria de Vuitton.