Alexander Wang, además de su labora como director creativo de Balenciaga, sigue embarcado en sus proyectos personales. El diseñador norteamericano, con raíces taiwanesas, ha querido apostar por Asia y lo ha demostrado con la inauguración de una gran boutique de 475 m² en el barrio tokiota de Aoyama. Con tres pisos, llama la atención por su decoración minimalista en negro, un color que se ha puesto de moda en las tiendas más conceptuales.
Concretamente, es una mezcla de hormigón visto, mármol de Carrara y China, accesorios y muebles de bronce pulido y estanterías flotantes. Un ejercicio de diseño que no pasa desapercibido ni en el exterior, donde se abre una impresionante caja negra, como en el interior, donde el espacio está abierto.
Una nueva razón para ir a Tokio, aunque, siendo francos, ¿hacen falta muchas?
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