Salió la venta hace unos meses y enamoró a propios extraños ¿cómo no desear una casa como un edificio de lujo en el corazón de Manhattan? claro que luego va el precio -casi 37 millones de dólares- y, aunque sobran las razones para justificarlo, lo cierto es que los importes de esa índole están sólo al alcance de unos pocos.
Parece un edificio pero es en realidad una mansión; llegas con tu coche hasta la misma puerta de tu garaje y entrar en él es hacerlo ya en tu casa, una casa a la que no le falta detalle, lujo ni capricho alguno: sauna, piscina, bodega, sala de cine, jardín, terraza, cocina profesional con isla, salón con chimenea, 5 habitaciones y 12 cuartos de baño -dos de ellos en la suite principal-.
Lo cierto es que su fachada no delata tanta belleza como esconde en su interior pero esta mansión neoyorquina es de capricho, cuenta incluso con detalles en cuero y cristales de Swarovski además de una aplitud que casi nos resulta impropia en una urbe como Nueva York. La casa tiene 4 plantas además de la planta baja a la que accedes tanto en coche como caminando y cuenta además con una maravillosa terraza en el tejado desde la que cenarte las vistas de la ciudad de los rascacielos.
Esta es, sin duda, una mansión para vivir juntos y separados a la vez, para enfadarse y pasarse tres días sin verse, sin cruzarte ni el pasillo que con 5 plantas a tu disposición lo que no faltan son espacios en los que no encontrarse; claro que luego puedes optar por un bello re-encuentro y disfrutarlos todos juntos e incluso revueltos.
El lujo es, en muchas ocasiones, lo que no se ve, tiende a confundirse con la ostentación y eso es más bien un asunto de mal gusto, el lujo es bello y discreto además de terriblemente elegante, es sugerente, bello... y a veces es sólo disfrutar como disfrutará el futuro dueño de esta mansión como un edificio.
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