Si hablamos de la casa de Elvis Presley probablemente todos pensaremos en Graceland, su mansión de Memphis que es hoy un museo del Rey del Rock en cuyos jardines, además, tanto él como su madre permanecen enterrados; pero no sólo en Graceland vivió Elvis, también en Beverly Hills, en una casa a la que se mudó en 1967, año en el que se casó con Priscila Presley, en la que vivió el nacimiento de su hija Lisa Marie al año siguiente y lugar en el que vivió también el deterioro de su matrimonio que se rompería en 1972 para acabar en divorcio al año siguiente.
Fueron los años en los que Elvis luchaba por recuperar el pulso de su éxito después de haber perdido posiciones en las listas de éxitos, un tiempo duro e incómodo en lo profesional pero placentero en lo personal hasta que su matrimonio comenzó a complicarse.
Pues bien, en esa casa en la que vivió aquella inquietud profesional y gusto personal, el lugar en el que nació su hija y el que fue su única mansión familiar -puesto que ni se casó de nuevo ni tuvo más hijos-, ese que es, probablemente, el último en el que encontró cierta felicidad, pues tras su divorcio vino un tiempo de absoluto declive que acabó con su vida en solo 4 años, ese es el que se vende actualmente por 30 millones de dólares.
Se trata de una mansión con vistas espectaculares de la ciudad desde los espacios interiores y también desde la piscina, tres dormitorios, 5 baños, dos chimeneas -ubicadas en el salón y en el dormitorio principal- y diseñada en estilo francés, es la casa que sedujo al feliz matrimonio Presley, testigo de sus mejores y también de sus peores momentos juntos.
Elegante y sencilla, muy funcional y adaptable a todos los estilos, esta mansión lleva ya unos meses a la venta por lo que es posible que su precio sea negociable pero, hasta donde nos consta, está en el mercado actualmente por 30 millones de dólares, algo más de 28 millones de euros.
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