¿Un chalet? ¿Una mansión? ¿Un palacete en una de las ciudades más importantes del planeta? ¿Un loft en Nueva York, considerada todavía hoy la capital del mundo? Todo eso está pasado de moda. Lo más ‘in’, lo más ‘cool’, lo más ‘trendy’ es diseñar tu propia isla privada y hasta elegir su ubicación: Miami, Maldivas, Dubai o Nueva York.
Esto es lo que ofrecen desde Amillarah Private Islands en colaboración con Christie’s International Real Estate. Se trata de un concepto revolucionario que está causando sensación en el mundo del lujo. Según los expertos, “si hace diez años la tendencia era invertir en propiedades importantes ubicadas en una gran ciudad, en la próxima década vamos a ver cómo crece el interés por invertir en islas-inmuebles que van a ir cambiando el concepto de estilo de vida tal y como lo entendemos ahora”.
Además de poder decidir el tamaño de la isla, desde Amillarah te ofrecen la posibilidad de darle a tu residencia flotante la forma y el estilo que quieras y como señalábamos al comienzo, puedes incluso elegir el lugar en el que quieres construirla. Se trata de la personificación absoluta del lujo, la privacidad y la libertad. Ocurre lo mismo que con los diamantes: la belleza es esencial pero es su singularidad lo que hace que este nuevo concepto sea mucho más deseable.
Los que han hecho posible que estas islas privadas se hayan hecho realidad son varios responsables. Por una parte, detrás de este concepto se encuentra una empresa holandesa. No hay que olvidar que durante cientos de años los holandeses han dominado la tecnología acuática. Junto a esta organización está la ya mencionada Christie’s International Real Estate. Y a ellos ha querido unir su nombre el reputado oceanógrafo Jean-Michel Cousteau a través de su organización benéfica Ocean Futures Society.
El apoyo de Cousteau ha sido muy importante para Amillarah y ha contribuido a que sus islas privadas sean respetuosas con el medio ambiente. Estos ‘castillos flotantes’ utilizan lo último en tecnología ecológica para no dejar cicatrices y que su impacto en el medio marino se vea reducido al mínimo. Para los escépticos conviene subrayar que estas viviendas son absolutamente estables y que las bases de estas islas, construidas para durar varios cientos de años, son capaces de crear un nuevo hábitat para la vida marina.
Estas islas privadas son un lugar para soñar y recrearse, un lugar donde escapar de las prisas y el ajetreo, donde liberarse del estrés de cada día. El agua alrededor de la edificación crea una frontera natural que otorga a los habitantes de estos islotes una libertad imposible de alcanzar en cualquier otro inmueble que se pueda encontrar en tierra firme. Es como tener tu propio castillo protegido por un foso natural.
Todo son ventajas en estas islas flotantes hechas a medida. En ellas descubrirás una nueva forma de disfrutar del mar y del entorno marino y encontrarás la paz que no encuentras en las grandes ciudades, porque habrás creado tu propia ciudad. Y eso es lo más grande que se puede crear.
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