El pasado viernes Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal estadounidense, dejó la puerta abierta a un alza de las tasas de interés este año, lo que impulsó una revalorización del dólar. Yellen aseguró que espera que el banco central estadounidense comience a subir las tasas de interés más adelante este año, 'siempre y cuando la inflación se mantenga estable y la economía se muestre lo suficientemente sólida como para impulsar el empleo'.
Pero todo apunta a que la Reserva Federal va a realizar una nueva ronda de flexibilización cuantitativa antes de aumentar las tasas. El economista estadounidense Jerome Booth, afirma que un aumento prematuro de los tipos podría desencadenar una recesión en los Estados Unidos.
Peter Schiff, abierto opositor de la Reserva Federal y director ejecutivo de la compañía de inversión estadounidense Euro Pacific Capital señala "Vamos a ver más debilidad en el mercado laboral de Estados Unidos y la Reserva Federal no quería añadir desánimo aumentando los tipos. No creo que alguna vez tuvieran la intención de elevar las tasas. Todo el asunto no era más que un farol y volverán con la flexibilización cuantitativa. Eso va a afectar a la economía real, al igual que lo hizo el QE3, pero insuflará momentáneamente aire nuevo en la burbuja de la bolsa".
La globalización de políticas monetarias poco convencionales tenía como objetivo elevar los estímulos de los bancos centrales por encima de las variables económicas y el sentido común, y ahora se plantea que la retirada de estos estímulos bien podría resultar imposible sin desencadenar una crisis total en los mercados de capitales.
La idea propuesta por las autoridades monetarias era que con el tiempo, los trillones inyectados en forma de flexibilización cuantitativa QE en todo el mundo, y los siete años de políticas de interés cero servirían para reanimar la demanda y el comercio mundial, momento en el cual los bancos centrales mundiales de manera gradual volverían a revertir los estímulos. Sólo que los planes no salieron como previsto.
Por el contrario, el comercio mundial continúa atravesando una profunda crisis y el esfuerzo sin precedentes para mantener los mercados de capitales ha contribuido a desarrollar un exceso de oferta en todo el mundo. La decisión de China de unirse a las guerras de divisas globales ha enlodado aún más las aguas y la Reserva Federal ha tenido que admitir que en el entorno actual, es imposible dejar de ser dependiente del mercado, lo que el roman paladino significa que otra ronda de QE resulta inevitable.
El economista Jerome Booth, ex jefe de investigación de Ashmore, el fondo de mercados emergentes y co-fundador del mismo en 1999, señala que la Reserva Federal ha hecho bien en mantener las tasas de interés sin cambios en su última reunión y predice que empezará una cuarta ronda de compra de bonos antes de volver a aumentar las tasas. "Lo que hemos visto en EE.UU. ha sido una recuperación sin generar empleo, por lo que la Fed no podía permitirse el lujo de originar otra depresión al elevar las tasas de interés en su ultima reunión. El QE4 será el próximo movimiento, que es mucho más probable que subir los tipos".
Cuanto mas poco convencional sea la política monetaria que se emplee, probablemente más exagerado será el ciclo económico y mas complicado resulte encontrar la solución. Y por otro lado intentar resolver un problema de endeudamiento con la creación de dinero de la nada = más deuda, es como echar gasolina al fuego.