Dice el dicho que para gustos, los colores. Pero en el mundo de la moda, el diseño, las ventas, el color tiene un significado esencial. La estrategia de la elección de los colores para las páginas web, los complementos, los teléfonos móviles, las paredes de una habitación de hotel, las servilletas de un restaurante, no son cualquier cosa y, cada vez más, son estudiados por los analistas del branding y los estudios de mercado. Apple, la empresa de tecnología líder en el mercado, ha destacado por su innovación también en este aspecto.
En 1999, el lanzamiento de los iMac sorprendió, no solamente por las utilidades y el diseño tan diferente a todo. También destacaban los alegres colores de las carcasas de plástico translúcido, en contraste con los habituales ordenadores personales tristes y funcionales.
Más de quince años después, las tiendas Apple ofrecen todo un repertorio de posibilidades, con una paleta que abarca desde colores ácidos, hasta el neutro blanco, la elegancia del negro o el gris grafito o los modelos plateados y dorados. ¿Pero cuál es la tendencia?
Al parecer la victoria se la lleva el dorado, incluso en el Apple Watch. Para Occidente, toda una sorpresa. Mientras que el negro es una apuesta segura para un producto que pretende ocupar un puesto en el mercado del lujo, el dorado en nuestra sociedad está de capa caída. Su popularidad entre raperos, nuevos ricos, y ambientes poco refinados, lleva a cuestionar si Apple ha acertado con su elección. Pero no es al mercado occidental al que está enfocada la decisión. De la misma forma que el blanco en China es el color asociado a la muerte y el duelo, y el rojo es el color de las bodas y la alegría, el color negro tampoco tiene el mismo significado en el Lejano Oriente.
De hecho, para los nuevos consumidores de productos de lujo chinos, el dorado es el color favorito. Un color que desde siempre ha representado el poder y la riqueza en esta civilización. Esa es la lógica de Apple para ofertar sus iPads, iPhones y, desde luego, su nuevo Apple Watch con el brillo del oro. El consumidor manda.