Los fabricantes de artículos de lujo se resienten cada vez más con las políticas restrictivas aplicadas por el gobierno chino. Los nuevos lideres de Beijing, que luchan enérgicamente contra la corrupción en su país, son muy sensibles cuando sus funcionarios hacen visibles alardes y ostentación del lujo. La ropa cara y exclusiva es el último tabú para los funcionarios públicos chinos, lo que son pésimas noticias para compañías como Burberry, Gucci, Louis Vuitton, Chanel y demás marcas. Burberry Group registraba hasta la fecha el 30 por ciento de sus ingresos en China.
Las ventas de Burberry Group en Hong Kong, cayeron más del 20 por ciento en el tercer trimestre de este año, ya que los compradores chinos no viajan con tanta frecuencia a esta ciudad como consecuencia de las protestas pro-democracia y el sentimiento anti-continental. Más del 70 por ciento de los turistas de Hong Kong procedían de China antes de que empezaran las protestas, y ahora optan por viajar a Japón y Europa.
El panorama durante la primera mitad del año fiscal en curso se ha vuelto más difícil para Burberry, Christopher Bailey, CEO de la compañía reconoció que ahora quiere centrarse en los servicios y productos para contrarrestar. El nuevo director general de Burberry Group deberá asimismo demostrar sus capacidades en su doble papel como nuevo director general y jefe de diseño. Bailey asumió el cargo de director general de Burberry en mayo de 2014, y hace cuatro meses saltó la noticia de que el ejecutivo ya había ganado hasta la fecha la friolera de 12,12 millones de dólares.
Christopher Bailey asegura que la situación en esta segunda mitad el año se ha vuelto más difícil, afectando la demanda de algunos de sus mercados clave. El grupo está recortando asimismo las bonificaciones del personal, incluyendo las de Bailey, como parte de unas medidas de reducción de costes de 50 millones de libras, con la esperanza de compensar la caída en las ventas.
La marca británica Burberry fundada en 1856, nombró en mayo como director ejecutivo de la compañía a su jefe de diseño Christopher Bailey, ya que la anterior directora ejecutiva Angela Ahrendts, fue contratada por la compañía estadounidense Apple. Pero a diferencia de Ahrendts, Bailey quiere unir las dos tareas principales del Burberry Group en una persona, y conservará su puesto como director creativo de la marca de lujo británica.