Los diamantes fabricados en el laboratorio cuestan entre un 20 y un 30 por ciento menos que los que vienen de la tierra.
"Los joyeros comenzaron allá por 1800 a tratar de duplicar un diamante, y no es sino recientemente cuando han sido capaces de hacer una gema de calidad" afirma Jon Buck de Egon Ehrlinspiel Jewelers en DeWitt. Incluso bajo el microscopio, dicen que los joyeros no pueden reconocer la diferencia entre un diamante hecho por el hombre y un diamante natural.
Egon Ehrlinspiel Jewelers sólo vende diamantes naturales, pero dice que no se descarta que tal vez un día vendan los fabricados por el hombre.
"Va a haber clientela para este tipo de diamante, sin duda, pero el misterio del diamante natural y el romance que flota a su alrededor serán siempre mayores que cuando se trata del diamante artificial", dijo Buck.
Pure Diamantes Grown es una de las empresas líderes en la nueva industria de los diamantes. También The Gem Lab en Rochester. Su vicepresidente Paul Cassarino explica: "Una de las cosas que la gente encuentra confusa es que piensan diamantes creados en el laboratorio son diamantes falsos. No son diamantes falsos. Desde cualquier perspectiva que uno pueda imaginar un diamante: sus propiedades químicas, físicas, ópticas.. se trata de un diamante". Además, Cassarino afirma que hay una prueba óptica especializada, que la mayoría de los joyeros no pueden realizar en una tienda, pero que puede verificar si un diamante fue cultivado en un laboratorio o en el suelo. "Lo importante es darse cuenta de que los diamantes de laboratorio son tan hermosos como cualquier otro diamante. En realidad no hay diferencia entre ellos de ninguna manera, excepto donde nacieron", dijo Cassarino.
¿Podrían los diamantes de laboratorio acabar con las atrocidades del mercado de diamantes africanos? Tal vez, en ese caso, el romanticismo que envuelve el diamante de la tierra no sea razón suficiente.