El fabricante de automóviles japonés Honda salva el año gracias a las ventas de Acura, su marca de lujo, en el mercado norteamericano. Este hecho pone de manifiesto dos dependencias de Honda que marcan su evolución. En primer lugar, la importancia del mercado estadounidense. En segundo lugar, la importancia porcentual de Acura sobre el total de los resultados de la empresa.
El año ha sido agridulce para Honda si nos atenemos a su posición en Estados Unidos. La primera mitad los resultados fueron malos, en especial a causa de la mala venta de Acura. Pero eso cambió cuando la compañía lanzó el Acura TLX en agosto. El TLX vendió poco más de 19.000 unidades hasta finales de diciembre, una cifra superior a las unidades vendidas en todo el año por el segundo modelo más vendido de la marca, el ILX. A partir de ahí, la cosa mejoró y las ventas de Acura se incrementaron un 1,5% interanual y, finalmente, gracias a eso, la marca registró su año más exitoso desde 2007.
Los fabricantes de automóviles tratan a sus marcas de lujo muy en serio porque les proporcionan márgenes de beneficio mucho más altos que los coches normales. Honda no es diferente en este aspecto. Cada modelo Acura aporta a la empresa automotriz japonesa 15.000 dólares más que un coche medio Honda. La marca de lujo representa alrededor del 11% de las ventas totales de la compañía y un porcentaje aún mayor de los beneficios debido a su mayor margen. El reciente éxito de la marca es atribuible a su cuidadosa colocación en un mercado que no es fácil, y en un momento para el sector del automóvil, cuando menos incierto.
La caída de los precios del petróleo han generado cierto optimismo en el sector estadounidense. Se espera que el automóvil de lujo crezca en este 2015 un 10% aproximadamente en este país.