Cabe que el anuncio de la adquisición de la pequeña parte de sus operaciones en China que, hasta la fecha, permanecía bajo titularidad de un tercero, resulte menos notorio que las novedades que nos han ido llegando de la firma británica en los últimos meses pero lo cierto es que Burberry continúa la senda de importantes cambios estratégicos que esperan los lleven a recuperar la de los buenos resultados.
Los resultados de Buberry en los últimos trimestres no han sido buenos, el brexit ha supuesto además una nueva china en el zapato de la firma más british del mercado de la moda -aunque no más que en el resto de marcas británicas-; tratándose como se trata de una gran firma global, su dirección no ha permanecido impasible ante la senda negativa y comenzado por hacer cambios en su dirección; hace pocas semanas os contábamos los cambios estructurales que contaban con la incoporación de nuevos directivos y el cambio de status de Christopher Bailey -que mantiene la dirección creativa pero no su posición como CEO, si bien gana una presidencia hasta la fecha inexistente...-.
Pues bien, a estas decisiones que buscan reforzar la firma para afrontar tiempos que no se intuye sencillos para el icónico sello inglés, se suma una que no es menor aunque sólo afecte al 15% del negocio que Burberry tiene en China: en 2010 Burberry adquirió sus operaciones de retail en China, operaciones que hasta la fecha desarrollaba con un tercero; de aquella decisión quedó pendiente un 15% que es la parte del negocio que en estos últimos seis años ha venido desarrollando Sparkle Roll Holdings Limited, una compañía ajena al Grupo Burberry, para el gigante de moda inglés. Son esas operaciones, aquel pequeño gran 15%, las que ahora Burberry suma para sí al acordar su compra por 54 millones de libras.