Desde que el mundo que conocemos abandonara el sistema monetario metálico y el oro dejara de ser valioso como dinero, este metal se ha convertido en un actor con doble papel en la economía internacional: por un lado, se demanda como bien industrial y por otro lado, constituye el valor más estable a lo largo de los siglos, lo que le ha elevado a la categoría de depósito de valor. La inversión en oro no suele ser especulativa a corto plazo porque, más allá de fluctuaciones cíclicas, y dado que no se han producido descubrimientos de minas relevantes, y la cantidad dada es fija, la ventaja del oro como inversión es precisamente su estabilidad centenaria. En momentos de inestabilidad financiera es el principal recurso para los inversores.
Actualmente los principales mercados del oro son: Nueva York, Londres, Zurich, Hong Kong y Sydney. Cada mercado del oro tiene su propio horario dependiendo de su zona lo cual implica que el mercado del oro esté abierto prácticamente las 24 horas del día. El precio del oro es fijado 2 veces al día en el mercado de Londres en función de la decisión de un grupo de banqueros y el precio del oro va fluctuando cada hora a partir de ese momento.
Actualmente la compra venta de oro se realiza mediante productos financieros respaldados por este metal precioso, como los ETF.