Fue en 1941 cuando el ingeniero norteamericano Peter Schlumbohm desarrolló la cafetera Chemex. Se trataba de un diseño para cafetera de filtro por goteo que unía jarra y colador en uno, permitiendo que el filtro de papel se colocara en la boquilla de esta, cuya forma en ocho, como un reloj de arena, permitiría que se mantuviera derecho sin por ello empaparse. Su éxito fue inminente y no tardó en llegar a las estanterías del museo MoMA de Nueva York, donde aún se exhibe.
Como empresa, Chemex nace en 1980, siendo de propiedad familiar desde entonces. Su último éxito es una variante de la clásica cafetera de filtro, pero adaptada a las particularidades tecnológicas del nuevo siglo. La han bautizado como Ottomatic y mantiene la jarra de cristal, con el clásico centro decorado por una empuñadura de cuero enlazada. Pero a ésta se le suma un aparato suplementario que se encarga de almacenar el agua que se va a usar para el café, así como una base que mantiene caliente a la bebida reparadora mientras aún no la hayamos servido en la taza.
De hecho, todo eso lo hace automáticamente, desde la pre-infusión al tiempo que estará el agua en contacto con el café y el que estará la placa caliente en funcionamiento, con una temperatura ajustada para que nunca esté demasiado hirviendo. El ciclo de preparación sigue las etapas clásicas y se adapta a todos los tamaños de cafetera Chemx en el caso de que ya se tenga una.
Elegante y de líneas curvas, la Ottomatic se presenta en gris plateado y negro. Además, ocupa poco espacio, ya que no supera los 28 cm. de altura.
En Estados Unidos se pone a la venta el mes que viene por un precio de 350 dólares (unos 285 €) y ya son muchos los amantes del café que se están frotando las manos. Y es que no solo de espressos vive el sibarita...
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