No es un teclado, no es un piano, no es un órgano y podríamos decir que ni nada que se le parezca si no fuera porque el Seaboard se basa en los clásicos teclados para crear una experiencia creativa y un sonido absolutamente diferente.
Concebido por Roland Lamb cuya historia personal no puede más que atesorar conocimiento y experiencia bastante para idear nuevos productos y transgredir los límites de lo existente. Estudió diseño en el Royal College of Art de Londres tras pasarse años viajando y conociendo el mundo, una aventura que comenzó en un monasterio budista de Japón con tan sólo dieciocho años y que le llevaría hasta Hardvard, tocando Jazz y haciendo montajes visuales. No es de extrañar que de una mente inquieta como la suya y de toda esa experiencia nazca un nuevo instrumento musical en el que el sonido parece conectar con las más íntimas emociones y su singular teclado invite a la expresión artística desde el sentimiento.
Es difícil explicar y puede que comprender qué es el Seamaster sin haberlo visto o escuchado, pero piensa en un teclado en el que las teclas no son elementos únicos e individuales con un solo sonido, con un solo tono; aplícale a la tecla más presión y sonará más, mueve el dedo y vibrará con él, al ritmo que le impongas, deslízalo por la superficie interior y transcurrirá de tono en tono gradualmente, empújalo y se elevará… una completa interacción del intérprete y del compositor, del músico, con el teclado, con el sonido en todos sus rangos. Y como un órgano elige el sonido de las teclas, para crear composiciones únicas, sonidos únicos. Una superficie sin fisuras, continua que te permite experimentar.
Nada como verlo, como escucharlo, en el vídeo para comprender esto, para apreciar las posibilidades y paradigma que puede llegar a suponer el Seamaster para la música, para la interpretación y para la creación, en cualquier estilo. Por supuesto el modo en que se interactúa y la experiencia primera con el seamaster, sea cual sea el tamaño al que te enfrentes, recuerda mucho a la música New Age y no nos cabe duda de que hubiera sido la estrella de los 90, pero la realidad es que sólo ahora, con la implicación de técnicos, músicos, programadores y un equipo creativo singularmente disciplinar bajo la dirección de Roland Lamb, ha sido posible el nacimiento del último instrumento músical. Un instrumento para crear y componer, para experimentar sin límites.
Pero no es un experimento, el Seaboard está a la venta en tres tamaños, el Seaboard GRAND Studio por $1.999, el Seaboard GRAND Stage por $2.999 y el grande, el Seaboard GRAND Limited First Edition por $8.888.
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