Freud, Einstein, Sherlock, Picasso y Van Gogh, tenían una parte contemplativa que por otra lado, seguro que demandaba su prolífica vida. Necesitaban sus momentos, sus espacios y se buscaban sus mañas para disfrutar de esos instantes.
Paseos, divanes y sillones orejeros, acompañados de un libro o de una envolvente melodía, configuraban el relax perfecto junto con el uso de una pipa. Ese era su secreto. La clave para parar y disfrutar del trayecto.
Hablamos de generaciones de uso y diseño de este objeto, que ahora en las manos de Jukka Viitasara y Karl Berglund, y tras dos años de desarrollo, toma una nueva dimensión.
Por eso la pipa Stiff, una edición limitada producida en Suecia, y con un valor de 600 euros, se crea pensando en introducirla como un accesorio que forme parte de un estilo de vida. Hecha de una sola pieza con corazón de madera de brezo, su particularidad es que va revestida de una capa termo plástica. Lo que la convierte en la primera pipa de plástico de la historia.
La naturaleza cíclica del plástico forma parte del core de Stiff, y esto quiere decir que si ya eres dueño de uno de sus deliciosos diseños, puedes enviárselas para que sean recicladas y utilizadas en nuevos productos de la marca.
Porque aunque ellos ostentan el puesto número 11 en la producción de pipas en el país del salmón, no sólo son fabricantes de pipas, sino más bien una empresa dedicada a poner en valor el uso del plástico. Un material hasta ahora uncool, que ellos están reintroduciendo como un material versátil, lujoso y cualitativo en la producción de objetos atractivos.
Una mezcla del know how industrial y las técnicas hand made de estos diseñadores suecos, que hacen que las pipas Stiff tengan este punto de únicas.
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