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Le Petit Palais, la celebración de nuestro cuarto aniversario

La celebración del cuarto aniversario de loff.it.

Aunque loff.it vio la luz el 18 de marzo de 2011, cualquier mes, cualquier día es bueno para celebrar que un año más este proyecto que implica a tanta gente y en el que nos dejamos el pellejo todos y cada uno de los 365 días del año sigue adelante, creciendo y mejorando, así que el cuarto aniversario de loff.it lo hemos celebrado un 11 de junio, sin más, al amparo de la proximidad del verano y en una semana llena de otras celebraciones, presentaciones y eventos.

Y como solemos, no hemos querido que fuera una fiesta al uso, copas y música sin más, queríamos una experiencia absolutamente loff.it, una experiencia para los sentidos, un momento para ver, tocar, oler, degustar siguiendo la senda de nuestra navegación, ver, saborear, presumir, lucir, rodar, viajar. Así que encontramos en el espacio de la Fundación Pons la excusa perfecta para recrear nuestro pequeño chateau. Y dándole vueltas a la idea, se nos ocurrió que loff.it es ese hermano pequeño del gran palacio, pequeño y lleno de encanto, como el Petit Palais frente al Grand Palais de París, construídos al tiempo ambos para la Exposición Universal de 1900. Y no nos podía gustar ni encajar más la idea dado que el Petit Palais acoge hoy en día el Museo de Bellas Artes de la Villa de París, una lúcida coincidencia. Así nació la idea, el Petit Palais Loff.it, la excusa perfecta para recrear un espacio lleno de belleza y experiencias.

Y qué mejor que una llave, una que realmente abriera la puerta de Le Petit Palais, para una invitación, una genialidad del equipo de MRA que aplaudimos y que ha sido uno de los reclamos más mencionados por los invitados que la recibieron.

Lo demás, una suma de esfuerzos titánicos para que todo estuviera a punto a tiempo, en realmente poco tiempo, implicando y movilizando a las marcas desde el equipo comercial de CM Vocento para que fuera posible el evento, a Ford, a Marqués de Murrieta, a Varma, a Sisley, a BPI, a Montecristo, implicando desde la redacción a los amigos y partners, con el inestimable apoyo y la nunca lo suficientemente agradecida dirección, profesionalidad, creatividad y conocimiento (y mucho cariño) de Marta Romero y de las chicas de su agencia de comunicación, MRA, el magnífico y gran talento de Pedro Ros, el esfuerzo de Alvaro, de los equipos de Diptyque y Byredo, el inconmensurable saber hacer de la cocina de Cristina Oria, y el trabajo incluso artesano desinteresado y anónimo de algunos de nuestros colaboradores preparando el tedioso trabajo de montar las invitaciones físicas, las cajas con los presentes que se le dieron a los invitados, intentando localizar a todos para confirmar en la medida de lo posible que nadie se quedaba sin su invitación, controlando la logística para que todo estuviera lo más perfecto posible.

Y de más, del equipo de The Bridge, del frutero que acogió con buen talante el encargo de más de media tonelada de naranjas (-media tonelada no es -son 561 kg -ah, entonces sí) para el fondo de la caja de regalos, transportistas, montadores, cocineros, camareros, azafatas, cocteleros, transportistas, fotógrafo, música, y el continuo ir y venir de visitas, medidas, montadores y nuestras que soportaron estoicamente durante semanas Maria Jesús, Directora de la Fundación Pons, y Joel, Director de Marketing de la misma, a los que estamos eternamente agradecidos.

Un trabajo de equipos de muy compleja coordinación de la que no podía salir nada mejor y que no se hubiera logrado sin el esfuerzo y el tesón de todas las partes. Porque para que todo estuviera en su sitio ha sido necesario un ejercicio de fuerza y equilibrios, de mucha gente, de mucha implicación antes, durante e incluso al día siguiente para volver a su estado habitual el espacio y nuestras vidas.

Pero ha merecido la pena todo esfuerzo, los sudores, las tensiones, las lágrimas, para que el día que llegaron los invitados todo fuera a gusto de todos, una vivencia singular que recordaremos largo tiempo y que los más de 400 invitados que asistieron a nuestra singular celebración disfrutaron a lo grande, agradecieron y celebraron.

Y en lo único que no pudimos intervenir, el tiempo, fue una bendición anunciada con absoluta precisión por Emilio Rey, nuestro meteorólogo de cabecera, que predijo lluvias para el día anterior y el mismo día hasta las 5 de la tarde y una tarde noche de calma tras cuarenta y tantos días de secano, para que nada empañara nuestro evento. Y tal como predijo ocurrió y la noche de junio se mantuvo con una muy agradable temperatura exterior, sin una gota, perfecta para disfrutar de la terraza, del césped, del Ford Vignale y de la noche, cosa que agradecimos sobremanera.

 

En definitiva, un año más, una celebración más, más compleja, más completa, mejor (que siempre es posible), no llena de errores, no llena de ausencias, pero estupenda en términos absolutos. Y un año más de loff.it, un mundo de amigos que crece y entre los que estamos todos realmente a gusto.