Resulta imposible no pensar en Baby Dior cuando pensamos en la etiqueta infantil, y es que pocas son las firmas que consiguen llevar la formalidad de la elegancia a las prendas pequeñas sin caer en el absurdo hecho moda o en convertir a los niños en adultos en tamaño mini cosa que, más en el caso de la etiqueta, resulta especialmente discordante a la vista.
En Baby Dior dan siempre con el punto de equilibro en el que las prendas que proponen visten de modo elegante y bello a los más pequeños sin que dejen por ello de ser niños y, por supuesto, sin que dejen de verse tan guapos como son; y así, partiendo de esta premisa que resulta irrenunciable siempre en esta icónica firma francesa, llegamos a las propuestas de otoño e invierno que se presentan con una inspiración de lo más romántico e incluso dramático: la ópera.
Los niños de Baby Dior, en otoño, van a la ópera y lo hacen vestidos como corresponde a una ocasión tan elegante y especial; la sencillez y las líneas depuradas al cortar los vestidos y los abrigos mandan en las propuestas especialmente dedicadas a las niñas, entre los colores fríos y suaves, casi blancos y rosados, deslumbra el rojo y los detalles oscuros que rematan los abrigos; en lo tocante a los niños, su paleta de color es también de aire discreto, sus prendas igualmente sencillas -cuestión en la que radica gran parte de la elegancia Dior- y destacan tanto las chaquetas de punto bicolor como las cazadoras tipo universitario -que ya vimos también en la colección de Armani Junior, pero aquí con un corte y un tono más sencillo, funcional e incluso elegante-.
El otoño de Dior plantea así una temporada de eventos especiales que, para vestirse, no pueden encontrar mejor aliado que Baby Dior.
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