Un remanso de paz al estilo oriental en el corazón de Madrid. Un entorno único, cálido y lleno de atenciones para cerrar los ojos y olvidarse del mundo.
Su nombre se debe al maestro filipino Allen Fariolen. Él, junto al español Pablo Martínez, decidieron embarcarse en lo que hoy llaman Fariolen Manila, la aventura de traer a España las milenarias técnicas terapéuticas asiáticas, aunando la tradición con la innovación que han podido aportar después de años de estudios.
Allen, una de las figuras más prestigiosas del país en este ámbito, ha formado a la veintena de miembros del equipo de esta casa del bienestar, lo que garantiza su especialización y alta cualificación en el arte del masaje oriental, fusionando técnicas tailandesas, filipinas, japonesas y suecas, y en otros tratamientos como la reflexología o los masajes reafirmantes y faciales.
La peonía, símbolo del centro y una de las plantas medicinales más reconocidas en China, inunda las diferentes estancias de manera física o diluida en aromáticos aceites. Tanto el olfato como el resto de los sentidos se deleitan en Fariolen. El oído, con los relajantes sonidos de las piezas de meditación que emiten los equipos de alta tecnología Bang&Olufsen. El tacto, con cada uno de los tratamientos que se ofrecen. La vista, con la sutileza de una cuidada iluminación que potencia la sensación de calma. Y el gusto, con el exclusivo té Fariolen Manila para recuperar energías, el champán o los chocolates.
Alcanzar el nirvana en vida. Eso es Fariolen.
*Fotos: Fariolen y Victoria Verdier.
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