Situación típica: tu mascota parece a punto de morirse de hambre, así que le sirves su comida. Pero, después de un par de lenguetazos, parece a punto de reventar, pierde el interés y se marcha. Queda comida, se puede aprovechar y no quieres tirarla, pero si se queda al aire libre irá perdiendo sus aspecto apetitoso, tampoco huele especialmente bien y, a lo mejor, vienen msocas... ¿Qué hacemos? ¿Amenazamos a nuestra mascota con que se lo pondremos frío para cenar, como a los niños? No. Le colocamos al comedero la tapa y listo.
¡Ah! Que su comedero no tiene tapa... Pues agénciese éste que ha diseñado Miriam Mirri para A di Alessi. Es de acero inoxidable y resina termoplástica. Está disponible en varios colores y lo hay para perros, como éste, y para gatos (con adorno de gatito en la tapa). Cuesta 46 euros y hará de su mascota la envidia del vecindario.