Hoy es buen un día para no hacer nada. Nada de nada. Tal vez aprovechar y escuchar un puñado de buenas canciones. Terminar ese buen libro que lleva ya varias semanas sin rematar. Abrir esa botella de vino que llegó a casa como un regalo especial. Entrar en la cocina con tiempo y espacio y preparar un guiso a fuego lento, muy lento. Plantarse ante la ventana y ver llegar la primavera y observar cómo los árboles se visten de flores. Llamar a un amigo y hablar con él de tonterías, de recuerdos. Reír. Sestear y soñar. Hoy es un buen día para no hacer nada. Nada de nada. Tal vez escuchar cinco bonitas canciones. Y vivir. Por fin.