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Cinco Canciones Inspiradoras

La música siempre es una solución, nunca un problema.

No se me ocurría nada ingenioso que decir. Llevaba varios días preparando el discurso y no había forma humana de encontrar un inicio que llamara la atención, un gancho que dejara a la audiencia expectante… ¡Al menos un chascarrillo! Uno que, sin ser ni de lejos el más brillante de la historia, al menos hiciese que a los presentes se les iluminase una sonrisa en sus aburridos rostros. Nada.

Las musas son caprichosas y siempre se me aparecen en los sueños. Ahí son verdaderamente impresionantes mis ideas y sus razonamientos y la exposición que las acompaña. ¡Qué bien hiladas, qué profundidad de pensamiento, qué oratoria! Ahora, en cambio, nada.

El folio sigue en blanco. Pasan las horas y unos tachones sustituyen a otros. El principio, si al menos tuviese un principio. Una palabra, una sola palabra que diera pie a una sencilla y correcta forma de comenzar. Algo para situar a los presentes y hacer que su mirada se detenga por unos minutos en mí. Pero nada.

Si no fuese porque hace tiempo que dejé el tabaco, encendería otro cigarro. Uno más. ¿Cuántos irían? ¿Diez? ¿Veinte? No serviría de nada. Antes también me ocurría lo mismo, cuando la cosa se torcía, se torcía de verdad. Confusión y vacío: La nada.

Parece muy fácil. Sólo tengo que saludar a los presentes, perfilar el tema en cuestión y entrar en materia. Bueno, visto así, tal vez no sea tan complicado. Quizás baste para arrancar un “hola, hoy traemos cinco canciones inspiradoras y con ellas algo se nos ocurrirá”. La música siempre es una solución.