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Cinco Canciones Especiales

Hay instantes que se perfilan importantes por la música que suena en ellos y estas son cinco canciones especiales para esos momentos.

Carpaccio de solomillo con virutas de queso parmesano, ensalada de rúcula con pomodori secchi, un vino joven pero rico y el agradable sol de otoño que entra por la ventana y se refleja directamente en la mesa en la que me sirvo este rico menú. Hay momentos especiales y hay canciones para esos pequeños instantes.

Entre las manos se mece el agradable peso de un buen libro. No importa el relato, el mensaje o los protagonistas porque hace tiempo que sus palabras me arrastraron hasta el fondo de una historia de la que probablemente no quiera salir. Hay lecturas especiales y hay canciones enredadas en ellas.

Afuera se calmó el estruendo del verano pero aún no llegó el sepulcral silencio del invierno. La luz se inclina en un ángulo perfecto que ni oprime ni olvida. Se deja ver, se deja contemplar sin dolor. Hay días especiales y hay canciones señaladas en ellos.

Florecen en el jardín los colores matizados: las sombras radiantes de amarillo, los ocres brillantes, el rojo final y un verde enmudecido. Parece haberse engalanado para la ocasión. Es el anunciado final de un viaje. Hay destinos especiales y hay canciones para cada uno de ellos

Es ahora cuando reina el orden, la paz y la serenidad y solo cuando empiezan a caer las hojas del almanaque soy consciente de que el tiempo lleva parado mucho tiempo. Demasiado. Contemplo el silencio, el sol, la comida preparada, los colores y mi propio reflejo en un cristal. Y es justo entonces cuando constato que siempre hay una canción para cada reflejo.