Hubo un spot publicitario de un coche que decía “¿te gusta conducir?”. La marca inducía la respuesta con unas imágenes que mostraban una carretera tranquila y sin tiempo en un paraje vacío y libre. El viento de cara, el suave rodar del vehículo, la luz inmensa… Sí, la respuesta era, y es, sí. Así sí. Pero ahora, además, le ponemos canciones y ya no hace falta ni preguntar. En todo caso la cuestión sería “¿qué te gusta más, escuchar música mientras conduces o conducir mientras escuchas música?”.
Una bonita canción, un envolvente sonido, la mirada lejos y centrada en el vértice del camino, el aire y el sol volando sobre el asfalto… Atrás quedaron los problemas, delante tal vez esté la solución. Adiós ruido, adiós prisa, aquí llegan la música y la velocidad. ¡Que suene el rugido del motor entre acordes de una nueva melodía que nadie sabe cantar! Y da igual, lo vamos a intentar. Gritar, conducir y escuchar. ¡Qué ruede la música!