La semana se frena y abre un espacio para lo no cotidiano. ¿Y entonces? Entonces es el momento de ver opciones. Un universo al que enfrentarse temeroso, cautivo, desnudo y agotado. Escucha estas canciones y elige.
Quizás es hora de reparar esa vieja lámpara que nunca brilla. Maldecir entre dientes mientras suena la música por todas esas dificultades que parecen aliarse en nuestra contra hasta dejarnos “colgando del techo”. Para los más heridos tal vez sea la ocasión de escribir “cartas de amor”. Sin destino ni remite. Los nostálgicos del pasado pueden revivir sus años dorados disfrutando de los “niños de sus niños” y pensarse padres y no abuelos. Los resueltos siempre tienen rincones a los que llegar, en la cima de un monte, al final de un camino o en lo profundo “del valle”. Su propio valle.
Y como cada canción es un surtido de emociones, aquellos que sean capaces de escuchar podrán susurrar sin convicción lo que ya sabían, “estaba engañándome”. Y luego seguir. Seguir. Siempre seguir.