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5 Canciones en Pereza

Si las dejas, las horas del verano suenan muy despacio.

A Lola no le gustaba madrugar pero cada día lo empezaba cuando aún reinaba la calma de la noche y sólo el maldito despertador osaba romper su sagrada paz. Ahora, despierta por la rutina, le gustaba enredarse entre las sábanas y pensar que en su vida gobernaba la pereza. Canción #1: entre sueños.

Ahora el desayuno sería un placer y no un mal hábito casi obligatorio. Sentada, tranquilamente, mirando el lejano encuentro entre el cielo y el mar. Un café y luego otro. Un zumo, o tal vez no. El aire limpio, la luz que todo lo aclara. Dejarse llevar por la pereza. Canción #2: por el horizonte.

“Debería dar un paseo” pensó Lola, pero no llegó a cruzar la puerta. Una tumbona y una revista llena de frivolidad insultante se interpusieron en su camino. “Mejor un libro” se dijo, pero no quería tener nada que empezar que no fuese el propio comienzo de su absoluta pereza. Canción #3: sin hora.

No había pasado mucho tiempo, o al menos eso creía ella, cuando le pareció sentir algo que remotamente se parecía al hambre. Probablemente sólo un poco de ansiedad. Y en ello se entretuvo mientras degustaba una copa de vino, un poco de queso fresco, un tomate rojo y aromático… Una comida sencilla condimentada con hierbas provenzales y un toque de pereza. Canción #4: escuchar con la mente en otra parte.

El silencio del verano, con sus chicharras y el soplo del viento cálido, condujeron a Lola hacia el lugar más sombrío de la casa. Allí la aguardaban un sillón amplio y confortable y mil canales al alcance de la mano. Con un movimiento casi imperceptible fue recorriendo el universo televisivo hasta lo que buscaba. O no. Qué más da. Esto sí es pereza. Canción #4; tómalo como un juego.

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